lunes, 17 de noviembre de 2014

El origen del universo

En un rincón apartado del universo, donde el polvo se acumula como si no hubiera mañana, existía una raza superior de superheroes chinos que se hacían selfies sin pensar en las consecuencias que esto podría acarrear para la supervivencia de la humanidad. Y es que desde hace ya un par de siglos, cuando las cámaras llegaron por primera vez a este lugar, se puso de moda una característica forma de auto-retratarse por miedo a no perdurar en la historia de su flamante civilización.

Fotografía de archivo


Chin Juan Yu es el protagonista de esta glamurosa fotografía. Nació el último 30 de febrero que se recuerda hasta la fecha. Desde entonces, gracias a él, ese día tuvo que ser suprimido del calendario. Tal fue la repercusión de su nacimiento que incluso el 29 de febrero también fue ocultado, para aparecer misteriosamente solo en los años bisiestos.

Y bien, os preguntaréis, ¿por qué existen los años bisiestos? Pues todo viene de una historia anterior. Era 15 de agosto, cuando un noble rey de Alejandría se percató de que debía realizar una tarea para el 1 de marzo. El 28 de febrero, al ver que le sobraba el tiempo y que se aburría mucho, decidió acortar el calendario. Cabe destacar que en aquella época no existía la Play Station ni la Xbox, por lo que los reyes se aburrían mucho. Por último, hay que tener en cuenta, que este rey era muy listo, y ya tuvo en consideración lo del chino de los selfies para que en un futuro también se saltasen el 30.

El mencionado Rey haciendo las tareas del hogar

En resumen, no se que narices haces leyendo esto, porque es una pérdida de tiempo, aparte de que cada línea que sigues leyendo destruye una de las pocas neuronas que te quedan por visitar blogs como este. Lo más destacable de este artículo es ¿qué cojones estoy haciendo yo?

Ningún asiático ha sido herido durante la escritura de este artículo.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Las tortugas también aman

Jueves, 7 de septiembre. Claudia se disponía a atravesar la calle, cuando de repente un terrible rugido surgió de la alcantarilla. Intrigada, acudió a la llamada del ahorro. Allí descubrió una espeluznante imagen.

Volvamos 13 horas antes de lo sucedido. Sara se había levantado aquel día con una agradable sonrisa en la cara y es que era el cumpleaños de su tortuga. Turdman era un precioso ejemplar de acanthochelys macrocephala. Tenía cuatro patitas con sus respectivos siete dedos y medio. Fue capturado bajo libertad vigilada en Massachusetts. Allí trabajó como encargado de supervisión de una famosa cadena de restaurantes de comida rápida para financiarse una ingeniería en el MIT.



Pero vamos al grano, que me enrollo. Total que estaba Sara todo ilusionada, así que nada más levantarse de la cama, una fabulosa cama del Ikea, se fue corriendo a comprarle un regalo a su querida mascota. Primero pensó en comprarle un reloj, puesto que Turdman llegaba tarde a todas las citas con su agente de la condicional. Sin embargo, mientras paseaba por la calle se le ocurrió una idea mejor: una videoconsola.

Una vez estaba Sara ya en la tienda, se percató de que se había dejado el dinero en el asilo. De modo que calló un meteorito que acabó con toda la humanidad. De ahí tanto jaleo bajo la alcantarilla de Claudia. Conclusión: a caballo regalado no le mires el diente.




lunes, 15 de septiembre de 2014

El Amanecer de las Jirafas

Entonces vino el remolcador a sumergir de entre las tinieblas cual conejo que quiere reprobar la crema producida por un racimo de uvas. El camión que las llevaba se dirigía a la librería puesto que quería ser consciente de las noticias que estaban acechando al mundo. De forma que cogió su peine y se dispuso a observar el panorama que tenía ante sí. Había viajado mucho, así que primero pensó en construirse un iglú para así poder completar la hazaña que le competía.



Una vez construido el habitáculo, decidió prepararse la cena. Sin embargo, en ese momento se dio cuenta de que había edificado su habitación junto a un tranvía y una mujer le pidió a gritos que se marchase cuanto antes.

Llegada esta situación, el protagonista de nuestra historia decidió tomarse un antiácido para no acordarse de su familia, que vivía en un lugar que no quiero mencionar en estos momentos, ya que no viene a cuento.


Al volver en sí, cogió el microscopio que tenia a mano y lo tiró por la enredadera de la casa de alado. Fue entonces cuando una cigüeña que pasaba por ahí, se asustó y, sin querer, arrojó al locutor de esta historia por la ventana. Por suerte, era Navidad y justo estaba pasando Papá Noel, quien en un momento de grandeza, se dispuso a operar al susodicho.

De mientras, una muchedumbre que pasaba por ahí se puso en fila, para ver si Papá Noel les ubicaba donde estaba su morada en el mapa. Por desgracia, vino un coche por detrás y acabo arrollando a todos al mar. Menos mal que justo en ese momento apareció la Cruz Roja y pudo salvarlos a todos sin tener que desnudar a nadie. Como obsequio, los heridos decidieron regalarles una trompeta a los médicos.



Como sacrificio final el camionero de esta historia, decidió hundirse en el fango, ya que por su culpa se produjo una devastación apoteósica. No resulta curioso, que estaba este a punto de suicidarse, cuando de repente suena la alarma y se despierta de tal horrible sueño al que había sucumbido, pues se había dormido borracho.